El Ser Biocognitivo

 

El Ser Biocognitivo: Una Guía para Ver al Paciente Más Allá del Cuerpo

Inspirado en la Teoría de Mario E. Martínez

 

 

Introducción: El Ser, la Enfermedad y el Vínculo Oculto

 

Como magíster en Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE), me fascinó la obra del Dr. Mario E. Martínez. Él nos invita a un viaje que va más allá de lo que se ve en un laboratorio. Él nos dice que para ser buenos médicos, debemos entender que el paciente no es solo un cuerpo con una enfermedad, sino un ser con una historia, unas creencias y un universo emocional.

 

Dr. Mario Martinez

La medicina occidental ha sido brillante en el "qué": ¿qué patógeno? ¿qué órgano? ¿qué disfunción? Pero la pregunta que realmente nos define como médicos es el "quién": ¿quién es esta persona que sufre? Y es aquí donde la teoría biocognitiva de Martínez nos da una brújula. Él nos enseña que nuestras células escuchan nuestros pensamientos, y que el ser, con su historia y sus creencias, se corporiza en la biología, moldeando la salud y la enfermedad.

 

En este informe, vamos a explorar las ideas de este maestro, ligándolas con la filosofía del ser de Martin Heidegger, para entender cómo el ser se construye y cómo, a través de ese entendimiento, podemos convertirnos en médicos más completos, más humanos.

 

Martin Heidegger (1889-1976)

El Ser Biocognitivo: La Danza de Células, Creencias y Conexiones

La teoría biocognitiva nos dice que no existe una separación entre la mente y el cuerpo (el dualismo cartesiano). Y no solo eso, sino que tanto la mente como el cuerpo son inseparables de su historia cultural. Así, un ser humano no es una máquina; es un ser biocognitivo, una entidad donde la cognición, la biología y la cultura coexisten en una danza inseparable.

 

Los "Biosímbolos": El Lenguaje Oculto de Nuestro Cuerpo:

Las células no leen libros de historia, pero sí leen biosímbolos. Un biosímbolo es un pensamiento, un recuerdo, una creencia (como el amor, la esperanza, el miedo) que se traduce en un código biológico que afecta la actividad de nuestras células, hormonas y sistema inmune.

 

El "Enterismo": No es la Suma de las Partes:

La teoría biocognitiva utiliza la palabra enterismo (del inglés "holism") para explicar que el ser es una totalidad que no se puede fragmentar. No podemos entender a un paciente viendo solo su biología o solo su psicología. Debemos ver la totalidad del ser.

 

"Heidegger y la Curación": El filósofo Martin Heidegger nos enseñó que el "ser" no es un estado estático, sino un proceso, un "existir" en el mundo. La teoría biocognitiva, siguiendo esta idea, nos dice que la salud no es un estado de "completo bienestar", sino una capacidad de adaptación del ser a su entorno. La enfermedad es el fracaso de esa adaptación. Un buen médico, entonces, no solo busca curar la enfermedad, sino ayudar al paciente a recuperar su capacidad de adaptación.

 

El Sistema Inmune: ¿Un Guerrero o un Confirmador?

La teoría biocognitiva nos invita a un salto de paradigma en la forma en que entendemos el sistema inmune.

 


El Mito del "Guerrero":

Tradicionalmente, hemos visto al sistema inmune como un "guerrero" que identifica lo "no propio" (antígenos, patógenos) y lo ataca. Y esta visión, si bien útil, es incompleta.

 

La Realidad del "Confirmador": Martínez propone que el sistema inmune es, en realidad, un "confirmador biosimbólico" de la conciencia que vivimos. En lugar de ser un simple "soldado", el sistema inmune responde a los códigos biocognitivos que nuestras creencias le envían. Por ejemplo, el amor, la empatía, la esperanza y la cooperación (a los que Martínez llama "biosímbolos de empoderamiento") activan respuestas inmunes que nos protegen. Mientras que el miedo, la desesperanza y el aislamiento (los "biosímbolos de indefensión") pueden suprimir nuestra respuesta inmune, haciéndonos más vulnerables.

 

Esto explica por qué la Madre Teresa, que irradiaba compasión, aumentaba el nivel de anticuerpos en la saliva de quienes la veían en un video. Esto nos dice que las emociones, especialmente las más elevadas, tienen una traducción biológica que nos protege.

 


El "Yo" Biocultural: La Realidad que Nos Construye

La teoría biocognitiva nos recuerda que el ser humano no vive en un vacío. El "yo" que somos es un producto de nuestra biología y nuestra cultura, y no se puede entender el uno sin el otro.

 

El Efecto de las Creencias: La teoría biocognitiva nos da ejemplos dramáticos de cómo la cultura se corporiza en la biología. En algunas culturas asiáticas, el número cuatro está asociado con la muerte. Un estudio demostró que, estadísticamente, los asiáticos morían más por infartos en el cuarto día de cada mes que los europeos. La lógica de esto es que el número cuatro no tiene un significado biológico, pero sí un significado cultural que se corporizó en el estrés y, finalmente, en un evento biológico.

 

El Enigma del Limpu: En una subcultura de Bolivia, los curanderos (yatiris) diagnosticaban una enfermedad que causaba deficiencia de oxígeno en la sangre como limpu, un mal incurable causado por el espíritu de un recién nacido no bautizado. Lo sorprendente es que los pacientes que eran diagnosticados con limpu por los curanderos (y que creían en esa enfermedad) morían, mientras que los que tenían los mismos síntomas pero eran diagnosticados con anemia por los médicos modernos (y no creían en el limpu) se curaban con éxito.

 

Esto nos demuestra que la enfermedad no es solo una patología biológica. Es un mal que adquiere su significado y su pronóstico a través de las creencias culturales.

 

Conclusión para el Médico Joven: El Llamado a la Humanidad

Colegas, el legado del Dr. Martínez, al igual que el de Francisco Maglio, nos llama a la acción. En un mundo donde la tecnología nos ofrece soluciones increíbles, nuestra mayor responsabilidad no es buscar una "bala mágica", sino entender al paciente como un ser total.

 

No olviden la historia: Pregunten por las creencias de su paciente, por su historia de vida, por su universo emocional.

 

Sean más que un diagnóstico: No se limiten a dar un nombre a una enfermedad. Expliquen, eduquen, y den esperanza.

 

Sean un "confirmador" de la salud: Con cada acto de empatía, con cada palabra de aliento, están enviando un biosímbolo de empoderamiento a las células de su paciente, ayudándolo a luchar.

 

El ser humano no es la suma de sus partes. El ser es el "proyecto de vida", y la medicina es el arte de acompañarlo en ese proyecto. El buen médico no es el que solo cura, es el que también sana.

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