Fiebre
Amarilla
Introducción: Un
Viaje de la Selva a la Ciudad
La fiebre
amarilla es un misterio de la naturaleza. Es una enfermedad que se esconde en
la selva, en los monos y en los mosquitos, y que, con el aumento de los viajes,
se ha convertido en una amenaza para nuestras ciudades. No es una enfermedad
común, pero la ignorancia es el precio que se paga por la falta de sospecha.
En este informe,
desentrañaremos la fiebre amarilla. Hablaremos de un virus que viaja de la
selva a la ciudad, de las fases que nos dan las pistas para el diagnóstico y de
la forma en que podemos prevenir el daño. El objetivo no es solo que memoricen
una lista de síntomas, sino que entiendan por qué la historia del paciente
(¿hay un viaje reciente a una zona de riesgo?) es tan importante como el examen
físico.
Una niña con fiebre amarilla. Acuarela. Wellcome
El Virus, la
Transmisión y los Dos Escenarios
La fiebre
amarilla es una enfermedad viral aguda, de corta duración y de gravedad
variable, transmitida por la picadura de mosquitos hematófagos infectados.
El Virus: La fiebre
amarilla es causada por el virus de la fiebre amarilla, un arbovirus de la
familia Flaviviridae.
Los Dos
Escenarios: Desde el punto de vista epidemiológico, existen dos
ciclos de transmisión de la fiebre amarilla: el selvático y el urbano.
Ciclo selvático: El virus
circula entre monos. Los humanos se contagian a través de la picadura de
mosquitos del género Haemagogus y Sabethes. La infección se produce en general
entre hombres jóvenes que, por razones de ocupación, se ven expuestos a los
mosquitos infectados en esas áreas.
Ciclo urbano: El virus
circula entre humanos. La cadena de infección se inicia cuando un humano
infectado en la zona selvática viaja en período de viremia a centros urbanos
con mosquitos vectores (Aedes aegypti), que al picarlo se infectan,
pudiendo entonces transmitir la fiebre amarilla a otro individuo susceptible.
Las Fases del
Viaje y Sus Pistas
La fiebre
amarilla no es un problema de una sola fase. Es un viaje de tres fases, y el
médico joven debe saber cuándo el paciente está en cada una de ellas.
Período de
Infección (Días 3-6): La Fiebre que Engaña
¿Cuándo ocurre?
En esta fase, que dura de 3 a 6 días, el paciente presenta un inicio abrupto de
los síntomas: fiebre alta, escalofríos, cefalea, náuseas, mareos, malestar
general y dolor muscular. En el laboratorio, encontramos una leucopenia con
neutropenia relativa, un aumento de las transaminasas y albuminuria.
La Lección: En esta fase,
la fiebre amarilla se confunde con otras infecciones virales, como el dengue o
la leptospirosis.
Período de
Remisión (Días 2-48 hs): La Falsa Calma
¿Cuándo ocurre?
Después del período de infección, el paciente puede experimentar una remisión
de los síntomas. La fiebre cede y el estado general del paciente mejora.
La Lección: Esta fase es
una trampa. La falsa calma de la remisión puede llevar al paciente a creer que
está curado, cuando en realidad la enfermedad está a punto de entrar en su fase
más grave.
Fiebre Amarilla en Buenos Aires. 1871 |
Período de
Intoxicación (Días 7-10): La Bomba de Tiempo
¿Cuándo ocurre?
En aproximadamente del 15% al 25% de los casos, los síntomas reaparecen en
forma más grave y el paciente entra en un período de intoxicación. Se presenta ictericia,
dolor epigástrico, manifestaciones hemorrágicas, como epistaxis, hemorragia
gingival, hematemesis y melena, alteración hepática, llegando a la falla renal
que se manifiesta como oliguria - anuria.
La Lección: En este período,
la letalidad puede llegar al 50%. La clave es la sospecha clínica, que te
permitirá iniciar un tratamiento de sostén en una unidad de cuidados
intensivos.
Monumento a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires acontecida en 1873 |
El Diagnóstico y
la Prevención
El diagnóstico de
la fiebre amarilla es clínico y, sobre todo, serológico. El tratamiento es de
sostén, y la prevención es la única cura.
Diagnóstico: A los pacientes
con sospecha de Fiebre Amarilla, se le deben solicitar los siguientes exámenes de
laboratorio que ayudarán al diagnóstico de causa y de severidad:
• Hemograma (con
Plaquetas),
• Hepatograma
(GOT, GPT, bilirrubina),
• Función renal
La confirmación
del diagnóstico de fiebre amarilla se hace por alguna de las siguientes
técnicas, dependiendo del momento del inicio de los síntomas y la toma de la
muestra:
Si la muestra es
tomada antes de los 5 días de iniciados los síntomas:
• Aislamiento del
virus de la fiebre amarilla,
• Detección de
secuencias genómicas virales por PCR en suero.
Si la muestra es
tomada más de 5 días después de iniciados los síntomas:
• Aumento de por
lo menos 4 veces de los anticuerpos de IG G del virus de la fiebre amarilla (seroconversión)
en muestras de suero obtenidas en fase aguda y de convalecencia.
Las personas
infectadas son virémicas durante aproximadamente la semana siguiente al inicio
de los síntomas.
Durante la fase
virémica puede detectarse el ARN del virus en la sangre y en los órganos
infectados. Pasados 10 días, la detección del ARN disminuye a medida que el
sistema inmunitario va eliminando la viremia. En casos muy graves se han
observado resultados positivos en muestras obtenidas pasado mucho más tiempo.
Rápidamente, a los 7 días del inicio de la enfermedad, se desencadena la
respuesta inmunitaria humoral, que conlleva la producción de anticuerpos IgM
anti-VFA. El título de IgM disminuye al cabo de 30 a 60 días en la mayoría de
los casos, aunque en algunos se ha demostrado que la IgM persiste durante meses
o años después de la infección. La respuesta inmunitaria humoral y celular
probablemente proporcione una protección de por vida contra la reinfección.
Diagnóstico
molecular: La RT-qPCR detecta el ARN de las cepas tanto vacunales como de tipo
salvaje del VFA durante la fase virémica de la enfermedad. Su sensibilidad es
máxima en los primeros días posteriores el inicio de los síntomas y disminuye
con el tiempo, a medida que la respuesta inmunitaria va eliminando la viremia.
La RT-qPCR tiene
una gran especificidad, por lo que un resultado positivo confirma el
diagnóstico de la infección.
Detección de IgM: A partir de los
7 días siguientes a la aparición de los síntomas, los ensayos de detección de
IgM tienen una gran sensibilidad (> 90%) para los anticuerpos IgM anti-VFA
inducidos tanto por los virus de tipo salvaje como por los virus vivos
atenuados de las vacunas; dicha sensibilidad se reduce a medida que disminuye
la IgM pasados 30 a 60 días. En cambio, tienen una baja especificidad, puesto
que existe una reactividad cruzada significativa entre los anticuerpos IgM
contra otros flavivirus y los antígenos del VFA utilizados en esos ensayos. Así
pues, en zonas donde estén circulando simultáneamente otros flavivirus
(especialmente los virus del dengue, del Nilo Occidental y de Zika), la
posibilidad de que haya resultados falsamente positivos es alta, de modo que un
resultado positivo en una única muestra solo indica una presunta infección
aguda por el VFA, y es necesaria confirmación en un LRR mediante PNRP.
Inmunohistoquímica: Los antígenos
víricos presentes en muestras tisulares obtenidas durante la autopsia pueden detectarse
con pruebas IHQ, que son realizadas en tejidos frescos o fijados por patólogos
y personal de laboratorio capacitados de laboratorios de referencia. El
procedimiento simplificado para realizar pruebas IHQ de FA con MACH 4 Universal
AP Polymer Kit.
Tratamiento: No existe un
tratamiento específico para la fiebre amarilla. El tratamiento es de sostén,
con medidas para controlar la fiebre, el dolor y la deshidratación. El reposo
en cama y la hidratación son la clave.
Prevención: La mejor forma
de prevenir la fiebre amarilla es con la prevención. En zonas endémicas, la
vacunación, el control del vector y la implementación de las medidas de control
de foco son herramientas que salvan vidas.
El descubrimiento
de la vacuna contra la fiebre amarilla es una de las historias más fascinantes
de la medicina. En 1937, un científico en el laboratorio del Instituto
Rockefeller en Nueva York, Max Theiler, estaba trabajando con un virus de la
fiebre amarilla. El virus, que se cultivaba en embriones de pollo, se atenuó, y
se convirtió en un virus que, en lugar de matar, protegía. Este virus, que se
conoció como el virus 17D, se convirtió en la base de la vacuna que se usa hoy.
Theiler, en su momento, no sabía que había descubierto una vacuna; pensaba que
el virus se había muerto. En 1951, Theiler recibió el Premio Nobel de Medicina
por su descubrimiento.
La vacuna 17D es
una vacuna de virus vivo atenuado. Esto significa que se usa una forma del
virus que es débil y no puede causar la enfermedad, pero que es capaz de
generar una respuesta inmune que nos protege.
La Inmunidad:
Después de una sola dosis de la vacuna, el cuerpo produce anticuerpos que nos
protegen contra el virus por el resto de nuestra vida. La protección se inicia
a los 10 días de la vacunación.
El Pasaporte de
la Salud: La vacunación es un requisito para viajar a muchos países en zonas
endémicas. El certificado de vacunación es, en sí mismo, un pasaporte de la
salud.
Pero el uso de la
vacuna no está exento de riesgos. El virus 17D, en su forma de vacuna, resucitó
y se convirtió en un enemigo más formidable.
·
La Encefalitis: En casos raros, el virus de la vacuna
puede causar una encefalitis, que es una inflamación del cerebro que puede ser
fatal.
·
La enfermedad viscerotrópica asociada a la vacuna: En
casos muy raros, el virus de la vacuna puede causar una enfermedad que es
similar a la fiebre amarilla, con ictericia, falla hepática y renal.
Conclusión: La
Victoria de la Vigilancia
Colegas, la
fiebre amarilla es un recordatorio de que la medicina no es solo la batalla
contra lo que sabemos. Es también la vigilancia de lo que no. El médico joven
que entienda que la historia del paciente (¿hay un viaje reciente a una zona de
riesgo?) es tan importante como el examen físico, será el que se atreva a
pensar más allá de los diagnósticos comunes y a encontrar un patógeno que se
esconde en la sombra.
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